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By A.J. Barker

En el corto y c#225;lido verano de 1967, el conflicto #225;rabe-israel#237;estallo con una abrupta y asombrosa violencia que se extingui#243; casi antes de que se escuchase el ruido de las ondas explosivas. Solo llev#243; seis d#237;as volver a trazar el mapa del Oriente Medio, al cuadriplicar las fuerzas de Israel l. a. extensi#243;n de su pa#237;s en una campa#241;a que probablemente fue l. a. m#225;s sensacionalmente r#225;pida y completa jamas conocida.

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Con esta tranquilidad subió la escalera de su casa, entró en el vestíbulo, se detuvo y a continuación, con el sombrero en la mano, fue directo al dormitorio. Su esposa estaba sentada en una butaca junto a la ventana, vestida como para salir a la calle; en un primer momento Askenasi no supo si llevaba mucho tiempo sentada así —tal vez desde la tarde anterior— o si se había levantado temprano para ocupar aquel sitio. La cama estaba hecha, así que tampoco tuvo claro si Anna se había acostado. Se sentó frente a ella, en el borde de la cama, y sacudió la cabeza.

El viaje nos enseña humildad. » Encendió un cigarrillo y se tranquilizó al instante. «No tiene sentido seguir —decidió—. He cometido un error. » Regresó a la cama, miró la tenue claridad que se insinuaba vagamente en la oscuridad, la noche que se vislumbraba tras el recuadro de la ventana, y como si hablara con otra persona, pensó en frases logradas y sobrias. «Ya no debo responder de nada ante nadie. He hecho lo que he podido. He cumplido mis obligaciones. » Fue la primera vez que se le ocurrió aquello y se sorprendió.

Permanecieron un rato sosteniéndose la mirada, tal vez minutos enteros, sin decirse nada y sin moverse. De la pensión —la mayoría de cuyos clientes eran artistas del cabaret de enfrente— salieron dos mujeres jóvenes que saludaron a la bailarina con un gesto de la cabeza, con amabilidad y confianza, pero no se detuvieron, llamaron a un taxi, subieron y desaparecieron. El rostro de la mujer estaba serio, cansado, casi sombrío. —Merci —repitió, se encogió de hombros y entró apresuradamente en la pensión.

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